DELACIONES, PERSECUCIONES Y DETENCIONES.
Hola amigos:
Pepe Maestre
Creo que sería bueno dejar patente ahora, cuando
estamos en los comienzos, que la existencia de La Mano Negra, ha sido, desde
siempre puesta en tela de juicio por algunos investigadores.
Lo cierto es
que no se conoce el paradero de los documentos originales que se suponen
confiscados por las autoridades, y que siempre se han manejado
transcripciones.
Aunque la maldad es capaz de poner en escena las mayores
farsas a fin de lograr sus objetivos, en lo más íntimo, me resisto a creer que
La Mano Negra no haya existido nunca.
Ante un permanente estado de
sufrimiento y desesperación se pueden cometer tropelías e incluso asesinatos,
que aunque no los apruebe, no dejo de reconocer que como para todo abuso, hay un
límite para el aguante del hombre explotado, esclavizado, para el que no tiene
qué llevar a casa un día y otro..., para el padre que tiene que ocultar a su
hija de las miradas lascivas de los señoritos..., para ése al que le llega a
doler brutalmente, aunque no sepa explicarlo, cuando en la plaza el prepotente
señorito o el capataz desde el caballo, le llama "tú" señalándole a la vez con
el dedo, y que traga saliva, y aguanta otra vez más, por que tiene una familia y
aún es peor que no lo señale..., para aquel otro que por faltar un día de la
semana a la viña, el cortijero no le paga ninguno de los
trabajados.
Desde muy pequeño guardo entrañablemente, quizás un poco
idealizada, lo reconozco, la figura del campesino, de nuestros campesinos. No sé
porqué, también lo confieso...
El nombrar, leer, ver los lugares que
frecuentaban, me hace revivir en el pensamiento la estampa de ellos..., unos
analfabetos que por no tener con qué vestirse, lo hacen de dignidad..., por no
tener qué comer, se muerden los puños con rabia..., los mismos que con pocas
palabras son capaces de darnos una lección sobre la vida y sobre la
naturaleza... que transpiran esa sabiduría impalpable, segura y tranquila, sin
dudas ninguna, que nunca conseguiremos tener los de la ciudad.
Al menos
hemos de congratularnos de no pasar el umbral del siguiente milenio sin haberse
tácitamente reconocido, al menos en este país, que la dignidad no es patrimonio
solamente de los ricos, autoridades, militares y clero, y de que la palabras
"desheredado" y "paria", ya no sean utilizadas para calificar a los menos
favorecidos. Aunque siga habiendo algunas formas de explotación, que habrá que
seguir eliminando. Que hoy el mendigo, aunque lo sea de forma voluntaria, tiene
los mismos derechos que el potentado. Al menos, ya lo recoge así nuestras
leyes..., y si en algunos casos no se cumple, pues en eso habrá que seguir
trabajando.
Un abrazo,